El regreso a la recuperación y el fortalecimiento

By Eric Bond | 3 de diciembre de 2019

Desde muy chico, siempre me interesó saber cómo funcionan las cosas, era como si mi cerebro estuviera programado para pensar en el funcionamiento de las cosas y cómo estaban armadas, así que no lo pensé dos veces cuando elegí una carrera en diseño de infraestructuras. He estado trabajando en Hatch durante unos diecisiete años y cada día se me presentan nuevos desafíos; ningún día es igual a otro.

En el año 2016, después de sufrir cetoacidosis diabética, una complicación provocada por la diabetes que se produce cuando el cuerpo empieza a metabolizar las grasas demasiado rápido, perdí la visión y quedé completamente ciego. Fue algo que no esperaba para nada; mi diabetes nunca había sido algo inmanejable y hasta ese momento yo veía perfectamente, así que no hace falta decir que tuve que hacer un gran esfuerzo para adaptarme.

Después de perder la vista dejé de trabajar y me concentré en aprender a vivir sin ver y a explotar nuevas capacidades. Tuve que adaptar mi rutina diaria y aprender a hacer casi todo lo que puedan imaginar: ya no podía conducir, y tuve que aprender a cocinar e incluso a vestirme de otra manera. Lo más difícil fue aprender a usar la ecolocalización, es decir, usar sonidos para moverme en entornos que no conozco, algo que todavía me resulta complicado.

Más tarde ese mismo año, conocí a los representantes del Instituto Canadiense para Ciegos (CNIB), entre los cuales había un especialista en movilidad que me enseñó a desplazarme por mi entorno con la ayuda de un bastón y un experto en tecnología que me enseñó a usar computadoras y teléfonos inteligentes con software para ciegos. Poco después comencé a pensar en volver a mi trabajo. Escuchaba testimonios de otras personas ciegas que usaban el programa JAWS, el lector de pantalla para ciegos o personas con visión reducida, y me di cuenta de que había otros profesionales ciegos que podían trabajar sin problemas. Los testimonios eran de profesionales cuyas carreras eran, en cierto sentido, parecidas a la mía. Me sentí tan inspirado que compré el programa JAWS y aprendí a usarlo. En unos meses podía manejar planillas de Excel, enviar correos electrónicos, planificar reuniones y hacer búsquedas en Internet. Sabía que iba por el buen camino y eso era absolutamente reparador.

La posibilidad de volver a trabajar se transformó en algo definitivo, estaba más que preparado para regresar. Con mis nuevas capacidades me comuniqué con mi supervisor y le conté mis intenciones. Él se mostró muy entusiasmado por saber sobre mis habilidades nuevas y hablar sobre lo que yo podría necesitar para volver a mi trabajo. La vuelta al trabajo no fue fácil pero tuve la ayuda de mis colegas. Hatch adquirió el sistema JAWS y hace un año pude volver a trabajar.

Desde mi regreso, la respuesta ha sido inmensamente positiva. Mis colegas y mis clientes me recibieron cálidamente, como si nada hubiera pasado. Si tuviera que darle un consejo a alguien, le diría que sea paciente si le toca trabajar con una persona que vuelve al trabajo después de una experiencia traumática o con una discapacidad. Estamos trabajando arduamente para encontrar nuevas maneras de operar y colaborar en el lugar de trabajo. Si trabajamos juntos y respetamos nuestras diferencias, podemos crear un futuro inclusivo para todos.

Yo tengo fe en lo que nos deparará el futuro, no solo para las personas con discapacidades sino para todos. Veo cambios en nuestra industria, como el interés creciente en diseñar y construir instalaciones que tienen en cuenta la diversidad. Veo instalaciones y proyectos que piensan en las personas con diferentes capacidades y una fuerza laboral distinta.