El aluminio es liviano, sostenible y totalmente reciclable. Es un metal indispensable en casi todas las industrias y un elemento clave en la transición mundial hacia soluciones energéticas más limpias. En 2023, la demanda mundial de aluminio alcanzó los 69,9 millones de toneladas anuales.¹ Para 2050, Rio Tinto estima que la demanda mundial aumentará entre un 40 y un 50%, superando la oferta en un 20%.²

A principios de la década de 2010, los equipos de investigación y desarrollo de Rio Tinto en Francia y Canadá crearon algo casi milagroso. Operando a 600 kiloamperios, su tecnología de fundición patentada lograba producir hasta un 40% más de aluminio por crisol en comparación con los métodos convencionales. En 2012, pusieron en marcha su fundición piloto AP60 para demostrar que esta tecnología podía funcionar a escala comercial.

Fuimos uno de los socios que prestaron servicios integrales de ingeniería, adquisiciones y gestión de la construcción para la fundición piloto, una planta totalmente nueva con 38 celdas de reducción que produce 60.000 toneladas de aluminio al año.

Con su tecnología AP60 ya probada y demostrada, Rio Tinto supo que era el momento de ampliar sus operaciones para responder a la creciente demanda. En 2023, la empresa anunció una inversión de 1400 millones de dólares para ampliar la fundición, añadiendo 96 nuevos crisoles a los 38 en funcionamiento. Además de aumentar su capacidad de fundición, la expansión contribuirá de manera significativa a los objetivos de Rio Tinto de reducir sus emisiones en un 50% para 2030 y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050.

Pero no se trataba de un proyecto de tipo greenfield. El complejo de Arvida, en Quebec (Canadá), es un centro completamente operativo que incluye una refinería de alúmina, las líneas de reducción originales de Arvida y la planta piloto AP60 de 38 celdas, más reciente. El espacio es extremadamente limitado, lo que implicó mucho más que simplemente añadir nuevas celdas de reducción. Se requirieron estrategias ingeniosas de preensamblaje y modularización, así como una planificación logística precisa para desenvolverse en un espacio reducido sin interrumpir las operaciones existentes.

Como socio integral de ejecución de Rio Tinto, gestionamos sobre el terreno todos los aspectos relacionados con la ingeniería, las adquisiciones, el control del proyecto y la coordinación de la construcción. Se trata de un proyecto complejo, que combina un importante componente de greenfield con múltiples modificaciones y conexiones brownfield, cada una de ellas con secuencias de construcción cuidadosamente programadas. Para abastecer los distintos frentes de obra, aprovechamos nuestra red global de proveedores a fin de asegurar equipos cruciales y diversificar las fuentes de suministro. Desde Quebec hasta Europa, Baréin y China, el alcance del proyecto es considerable.

Rio Tinto mantiene un firme compromiso con la región de Saguenay-Lac-Saint-Jean, cuyo acceso privilegiado y proximidad a fuentes de energía hidroeléctrica la convierten en una ubicación altamente estratégica para las operaciones de aluminio de la empresa. Pero, más allá de eso, generaciones de familias han trabajado en las históricas instalaciones de Arvida, que serán gradualmente reemplazadas por la fundición AP60. Con un amplio conocimiento de la zona transmitido de generación en generación, Rio Tinto mantiene un profundo compromiso con la comunidad que contribuyó a sentar las bases de sus operaciones de aluminio en Canadá.

Más del 70% de los aproximadamente 1000 trabajadores, contratistas, proveedores y consultores que participan en la ampliación de la fundición AP60 pertenecen a la región de Quebec, lo que representa un impulso de casi 1000 millones de dólares para la economía local.

En septiembre de 2025, el proyecto registraba un avance superior al 70% y se mantiene encaminado para lograr su primera colada de metal caliente en marzo de 2026. Una vez completada, la instalación reducirá las emisiones de CO₂ en unas 300.000 toneladas anuales y las partículas finas en casi un 90%.

Reflejo de la larga colaboración entre Rio Tinto y Hatch, el proyecto de expansión de la fundición AP60 es un paso decisivo hacia un futuro más sostenible y con bajas emisiones de carbono para la industria metalúrgica, sus sectores de aplicación y, sobre todo, para la comunidad de Saguenay-Lac-Saint-Jean, que ayudó a construirla desde sus cimientos.