El poder de la conexión

By Joe Roberts | 12 de mayo de 2022

El último gran cambio en el entorno laboral había ocurrido en los años 90. Las organizaciones se reestructuraron y se reorganizaron a medida que la Internet comenzó a crecer y nos forzó a todos a crecer con ella. Luego, durante la pandemia, cambiamos otra vez: para mantenernos seguros y conectados, comenzamos a trabajar en forma remota y nos conectamos con colegas y amigos mediante una pantalla y una conexión a Internet.

Las organizaciones se adaptaron y les dieron a los empleados las herramientas que necesitaban para trabajar en forma remota. Pero hoy los empleados necesitan otras herramientas.

Ahora que las organizaciones están entrando en otro período de adaptación, el problema que enfrentamos es el de la conexión social y la sensación colectiva de agotamiento emocional y mental en nuestras vidas personales y en el trabajo.

Este deterioro de la salud mental nos lleva a preguntarnos: como colegas, ¿cómo podemos cuidarnos unos a otros? ¿Cómo podremos superar esto juntos?

Para poder adaptarnos y funcionar en forma óptima en el entorno laboral después de las restricciones, las iniciativas de salud mental y el concepto de seguridad psicológica del personal deben ocupar un lugar central.

Qué es la seguridad psicológica y por qué es tan importante

Este concepto hace referencia a que todos los empleados necesitan y merecen sentirse cómodos para compartir ideas, hablarle al resto del grupo y cometer errores. Deben estar convencidos de que están en un lugar seguro en el que no se los juzgará ni castigará por sus pensamientos o sus acciones.

Para ello, necesitamos entender que los líderes tienen una responsabilidad para con sus empleados: deben garantizar su seguridad emocional al momento de hacer preguntas difíciles y de hablar sobre temas que pueden resultar escabrosos.

Estas son algunas formas prácticas de lograrlo:

  • Cultivar una cultura de gestión de la salud energética. Hable, haga preguntas y presente y refuerce los modelos clave de salud energética y desempeño en forma regular.
  • Identifique un punto de inicio en el continuo de desempeño y bienestar (para nosotros y para los demás). Observe, participe, use el lenguaje de la empatía y trate de ponerse en el lugar de los empleados.
  • Construya los cimientos de la salud energética. Haga revisiones regulares para detectar los síntomas de desequilibrios energéticos o cambios en el trabajo cotidiano.
  • Cree planes de recuperación con actividades breves de descanso. Reduzca los factores de estrés no prioritarios y sencillos de controlar.
  • Desafíe a los empleados cuando estén listos. Aumente la tensión cuando las personas están saludables. Use el lenguaje de la mentalidad resiliente, resalte que el aprendizaje requiere esfuerzo y siga reiterando los aspectos básicos de la recuperación.

Cuando los empleados se sienten psicológicamente seguros en su entorno laboral son más productivos y leales, lo cual a su vez aumenta la productividad y, en última instancia, hace que la organización sea más exitosa.

Cómo implementar iniciativas de salud mental en el entorno laboral

Cuando separamos la salud mental de la seguridad general del trabajo, o tratamos de aislarla o separarla en componentes, es más probable que ignoremos o pasemos por alto los signos de problemas o tensiones. Entonces, lo primero que debemos reconocer es que la salud mental y la seguridad física deben considerarse como un todo.

Las organizaciones deben abordar en forma directa la importancia de la salud mental e implementarla en sus políticas de seguridad y bienestar, de la misma forma que con cualquier otra iniciativa de seguridad. Cuando estas políticas se hayan establecido, los empleados sabrán que la salud mental es un aspecto importante. Entenderán que es algo que la organización valora y eso los alentará a hablar si tienen algún problema.

Además, los líderes deben conducirse con empatía, coraje y escucha activa. Esto crea la sólida relación de mentoría y la conexión que necesitan las organizaciones. Cuando las personas se sienten importantes y escuchadas, cuando se sienten conectadas, sienten que se las valora y respeta. Incluso podemos decir que se sienten protegidas y seguras.

¿Cómo podemos lograr esto?

Por supuesto, no hay un modo único de categorizar la salud mental o de implementar elementos que la fomenten en el entorno laboral, pero al crear módulos o políticas que se enseñen desde la etapa de reclutamiento, se inicia una conversación con los empleados desde el primer momento.

Al convocar oradores y organizar talleres, o simplemente al estar atentos a nuestros colegas, podemos seguir la conversación y crear un continuo entre la seguridad y la salud mental, al ofrecer herramientas y oportunidades de contacto concretas.

Estas conversaciones pueden parecer intimidantes o extrañas, pero cuanto antes empecemos a charlar con nuestros colegas, más rápido se volverán algo normal. Estas son algunas frases simples para romper el hielo que podemos usar para que todos nos sintamos más cómodos.



Cómo tener una conversación difícil

deje en claro el resultado que desea obtener

piense en cómo necesita comportarse para lograr ese resultado

escriba los puntos clave que quiere tratar

dígale a la otra persona cuál es el objetivo para que también pueda prepararse

tómese algo de tiempo para usted antes de la charla -aunque solo sean cinco minutos- para concentrarse

acuerde las reglas básicas de cómo todos pueden ayudar a que la reunión sea exitosa

genere una conversación de ida y vuelta: haga preguntas, muestre interés genuino y escuche

enfoque la conversación en el problema , no en los aspectos personales

rechace los malos modos o la agresión si ocurren; refiérase a las reglas básicas

si la conversación sube de tono, haga una pausa y tómense un café

no vuelva a su escritorio directamente

tómese unos momentos para descomprimir. salga a caminar. escuche música​. tómese un café.

al día siguiente, tómese 10 minutos para escribir las lecciones aprendidas : ¿Qué funcionó bien? ¿Qué hubiera hecho diferente?



¿Qué pudo haber salido mal?

En 1989, yo era un adicto sin hogar viviendo en las calles de un barrio pobre de Vancouver. Vivía bajo el viaducto de Georgia y juntaba latas para conseguir dinero. Como alguien que experimentó el fracaso total, sé lo que se necesita para salir de esa oscuridad.

La mayoría de las personas piensa que lo opuesto a la adicción es la sobriedad.

Pero no es así.

Lo opuesto a la adicción es la conexión.

Cuando no tenía casa, lo que más me atormentaba era la falta de vínculos sociales. Sin nadie que me viera o me escuchara, los obstáculos en mi camino me parecían insuperables.

Y, entonces, alguien se me acercó. "Te veo", me dijo. "Veo tu potencial. Tienes más para dar de lo que piensas".

Y eso era todo lo que necesitaba. Mi salida de la adicción no se basó en mis propias reservas de fuerza, requirió de conexión y de las personas que se me acercaron.

Hoy en día enfrento el estigma asociado con la salud mental y la adicción de forma directa, dándole a las empresas las herramientas que necesitan para empoderar a sus empleados. Al enfrentarnos a los pensamientos y los comportamientos limitantes, podemos redefinir lo que realmente es posible para las personas.

En este momento en el que estamos saliendo de las restricciones sociales y laborales, que estas sean las herramientas que les damos a nuestros empleados: empatía, seguridad y un modelo saludable. Recuerden: nuestros empleados -y nuestras organizaciones- son tan saludables como sus líderes.

Ayudémonos unos a otros a superar los problemas.

Joe Roberts se unió a Hatch como orador principal en nuestro reciente Foro de Trabajo Seguro en Equipo, en el que habló en profundidad sobre la resiliencia y la salud mental. Si desea obtener más información sobre Joe, visite skidrowceo.com.