Hacia el almacenamiento resiliente de relaves

Escrito por Jason Jarrett|20 de septiembre de 2021

Imagine un futuro que carezca de las materias primas necesarias para elaborar gran parte de los recursos y herramientas que son fundamentales para nosotros en la actualidad. Es difícil hacerlo, ya que, desde la pantalla en la que lee esto hasta el automóvil que conduce, así como los resortes de la cama donde duerme, dependen de la minería que brinda muchos de los materiales esenciales para el estilo de vida actual.

Sin embargo, el legado de las actividades mineras a las generaciones futuras se ha vuelto un gran motivo de preocupación. Si bien parte de este legado generará cambios positivos en las comunidades, algunos aspectos se asocian cada vez más con el grave impacto de la actividad minera a largo plazo. Un ejemplo de ello es el creciente almacenamiento de relaves que son, literalmente, los “restos” del proceso; los residuos lavados de roca procesada.

La minería es y siempre ha sido una ingeniería colosal y permanente de partes de la tierra. Excepto por la minería artesanal local, la mayor parte de esta actividad es explotada por empresas que adquieren cada vez más conciencia y asumen el compromiso de mejorar la forma en que se realiza su trabajo. Los grandes inversores institucionales han decidido intervenir y trabajar junto con las empresas mineras, ya que son una parte esencial de este impulso de cambio, tal y como lo demuestra su reciente vinculación con las Naciones Unidas y el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM, por sus siglas en inglés). Además, está surgiendo una nueva generación de trabajadores capacitados entre la fuerza laboral, la innovación está en su apogeo y está creciendo a cada minuto una transparencia sin precedentes acerca de lo que se puede revelar, inventar o informar a una audiencia global.

Comprender el legado de los relaves ayuda a entender la escala del desafío. La extracción de cobre produce casi la mitad de los relaves del mundo (46 %). Póngase en los zapatos de una empresa minera moderna que tiene un depósito de cobre cuya viabilidad económica se alcanza al producir 0,7 % de cobre por cada tonelada de mineral extraído. Según este tipo de concentración, se tendría que procesar exitosamente casi una tonelada de roca (999,3 kg) para producir menos de 1 kg de cobre. Imagínese la cantidad de roca triturada y relaves que se debe obtener para producir el cobre que un motor de automóvil eléctrico necesita, sin contar los millones que se piden en todo el mundo.

Estos relaves, que difieren según el lugar de extracción, se almacenan en recintos gigantes limitados por elementos naturales y presas construidas que se conocen como instalaciones de almacenamiento de relaves. El almacenamiento de relaves ha sido fundamental para la producción tanto de cobre como de muchos metales preciosos. Vulnerables al auge y la caída económica en el pasado, las empresas mineras han luchado por invertir adecuadamente en la gestión del almacenamiento de relaves y su vestigio, ya que muchas de ellas quebraron antes de que la instalación se considerara segura y se abandonara. Debido a que esto podría tomar décadas, la responsabilidad se traslada a las autoridades municipales y las comunidades locales.

La trascendencia del último punto, el legado de una mina durante décadas luego de haber dejado de brindar riquezas y ganancias minerales, es un puntapié para implementar mejoras a partir de nuevas normas, elaboradas en colaboración con organizaciones públicas y privadas, publicadas por el ICMM. De todos modos, reconocer las posibles consecuencias no implica abordar mágicamente el problema de las múltiples instalaciones de almacenamiento que son insostenibles y están a la espera de atención o de una tragedia.

Piense cómo sería trabajar para una empresa minera con al menos una instalación de almacenamiento de relaves. Supongamos que se diseñó y construyó para funcionar durante cincuenta años luego del cese de las actividades, cuando podría ser abandonada de manera segura y sostenible. Ahora piense en la elaboración de protocolos para alcanzar este objetivo a largo plazo. Comprender lo que se necesita para hacer esto y para asegurar la cadena de custodia que garantice el conocimiento y los recursos necesarios se convierte en un aspecto central para determinar el legado de resiliencia que la sociedad esperará.

Todas las medidas indican que la demanda de metales como el cobre aumentará, aunque la explotación a cielo abierto sea cada vez más difícil de asegurar y se opte por realizarla de manera subterránea. ¿El resultado? En la actualidad, los grupos de inversionistas supervisan una mayor cantidad de relaves de una manera más transparente para que la generación de partes interesadas adquiera mayor conciencia social. Se deben realizar algunos ajustes para establecer los fondos necesarios para cuando los árboles hayan crecido y las ciudades mineras hayan experimentado el auge y la caída. Se deben pactar algunos acuerdos y cumplir compromisos que trasciendan los traspasos de propiedad.

Dentro de los límites de estos documentos, sería negligente ignorar el gran trabajo que se realiza en la actualidad para reducir la cantidad de relaves y mitigar su impacto. Entre las acciones de mejora, se incluyen:

  • Mejorar las técnicas de minería
  • Volver a extraer los relaves existentes
  • Reutilizar relaves para materiales en pasta
  • Apilar relaves en seco
  • Otras innumerables iniciativas importantes

Sin embargo, para llevar este optimismo a la realidad, hoy en día, todos estos esfuerzos sirven para abordar solamente una pequeña fracción del problema mundial de los relaves.

Se deben supervisar las mejores tecnologías y perspectivas continuamente para detectar el progreso que podría reducir el tiempo de abandono y las responsabilidades. Además, el comportamiento y las características de la instalación podrían brindar información suficiente para conocer las estrategias y adaptarlas. De hecho, estos son algunos de los servicios que las empresas de ingeniería desarrollan actualmente para determinar los requisitos a largo plazo.

Los desafíos presentan muchas aristas, y algunas soluciones suelen crear otros problemas que resolver. Este tipo de desafíos requiere una estrategia coordinada. Se debe trabajar con socios que comprendan los desafíos de mantener una base de conocimientos especializados. Socios con un conjunto amplio y diverso de competencias trabajan para que los legados del pasado demuestren resiliencia de cara al futuro. Socios como Hatch.

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