Planificación urbana mediante una estrategia integral para la resolución de problemas

By Lauren Newby | 24 de noviembre de 2021

Para el 2030, se espera que la población global alcance los 8.500 millones de personas1 y, para el 2050, se estima que 7.000 millones de personas vivirán en áreas urbanas2. La repercusión que esto tendrá en nuestras ciudades y espacios urbanos es y será enorme, compleja y multifacética, ya que las ciudades y aglomeraciones urbanas lo equilibran todo, desde los estándares de vida hasta el transporte, los alimentos, el acceso al agua y las condiciones de salubridad. También es un momento inigualable de acceso a datos complejos y tecnologías nuevas que presentan diferentes oportunidades de exploración. La función del análisis socioeconómico para entender los factores que impulsan el cambio y aportar perspectivas inteligentes para anticiparnos a las tendencias futuras nunca ha sido tan importante como ahora.

La colaboración conlleva decisiones y resultados más eficaces

Estamos cada vez más seguros de que los problemas de desarrollo de las ciudades no se pueden subsanar de manera aislada. Por el contrario, un camino colaborativo y multidisciplinario permite tomar mejores decisiones. Es posible lograr eficiencias si se identifican los desafíos a tiempo y a través de una revisión integral de las condiciones socioeconómicas y las tendencias futuras que continúe durante todo el ciclo de vida del proyecto. Por lo tanto, idear una respuesta estratégica que prevea tanto las oportunidades como los desafíos puede, a su vez, dar una visión compartida mejor articulada que permita delinear un plan de acción claro. También es clave asegurar las inversiones del sector público para apoyar la implementación, y los planificadores y desarrolladores, por ejemplo, deben considerar un enfoque robusto para el plan de negocio donde se establezca un claro retorno de la inversión. Cuando un proyecto se concluye, es importante distinguir qué funciona a través del monitoreo y la evaluación a fin de analizar las buenas prácticas, las lecciones aprendidas y el valor del dinero.

Planificación para el mañana

Los planificadores de ciudades se basan en las capacidades técnicas profundas, los análisis rigurosos y la visualización de datos complejos para entender las tendencias futuras. Por ejemplo, a la hora de ayudar a un entorno urbano a superar varios obstáculos económicos, las estrategias de crecimiento específicas centradas en diversas intervenciones amplias, como la planificación y el uso de la tierra, el transporte, la salud y el bienestar, las habilidades, el crecimiento limpio y la recuperación de la COVID-19, pueden garantizar un futuro más próspero. Estos análisis exhaustivos les brindan a las ciudades perspectivas más consolidadas de la planificación a futuro y son fundamentales en los procesos de toma de decisiones.

Los entornos urbanos deben considerar los factores que impulsan el cambio, qué influirá en la economía y qué consecuencias habrá para las tendencias futuras que podrían concretarse. Ya sea que se trate del sector público o del privado, todas las inversiones deben demostrar el valor del dinero. Por consiguiente, los planes maestros fundamentados en la economía se basan en lo que se puede ejecutar, invertir y financiar.

Las ciudades deben considerar los factores que impulsan el cambio y, posteriormente, qué influirá en la economía y qué consecuencias habrá para las tendencias futuras que podrían concretarse.
—Lauren Newby

¿Cómo es el futuro del cliente?

El sector público es un motor importante para demostrar valor a través de guías y prácticas reconocidas a nivel nacional e internacional. Ha habido casos en los que el sector privado adoptó muchos de estos estándares clave que establecieron diferentes gobiernos en todo el mundo. Este hincapié en los estándares y el valor es fundamental en el modo de plantear los proyectos, es decir, por medio del desarrollo de planes de negocio, valoraciones y evaluaciones con la finalidad de garantizar una base de evidencia sólida que sustente las decisiones estratégicas.

Actualmente, afrontamos y trabajamos en un contexto sin precedentes en el cual el impacto de la COVID-19 está poniendo a prueba la resiliencia y adaptabilidad de nuestra forma de vivir y trabajar. Observamos una innovación rápida y una mayor agilidad en nuestras economías conforme los negocios y servicios procuran que sus operaciones sean seguras en el marco de esta normativa nueva. La alteración que generó la pandemia ha creado un cambio fundamental en cómo vivimos, estudiamos, trabajamos y pasamos nuestro tiempo libre. Es una oportunidad para que las ciudades entiendan la magnitud y las características de los desafíos nuevos y conciban estrategias de recuperación que fomenten la resiliencia y el crecimiento.

Al mismo tiempo, problemas como la emergencia climática y el compromiso con el objetivo de cero emisiones netas de carbono, la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial, además de las limitaciones del financiamiento público, siguen dándole forma a nuestro futuro. Se avecinan incertidumbres, y los efectos a largo plazo de la COVID-19 en la economía todavía no se entienden del todo. En respuesta a ello, el mundo debe ser ágil a la hora de adoptar nuevas oportunidades y diversificarse, ya que así podremos estar mejor preparados para cambiar nuestros entornos en forma positiva en el futuro.

Fuentes:
[1] Naciones Unidas, "Nuestra población en crecimiento" (“Population: Our growing population”), 2020, ENLACE
[2] Hannah Ritchie Y Max Roser, Urbanización (“Urbanization”), 2020, ENLACE