El desarrollo de las comunidades locales está cambiando el futuro de nuestras industrias
La responsabilidad social corporativa es más que una oportunidad de marketing
Todos sabemos que se supone que debemos demostrar un sentido de responsabilidad social corporativa en materia de sustentabilidad. Esta idea no es nueva. Pero comenzamos a avanzar en la idea de que no es solamente lo que la gente quiere escuchar.
Las empresas que adoptan de forma genuina e integran plenamente sus iniciativas de responsabilidad social corporativa lo hacen porque entienden que no solo beneficia a los demás, sino que tiene un efecto positivo importante en sus resultados.
De qué modo el desarrollo comunitario moldea las oportunidades de negocio y mercado a largo plazo
En el amplio contexto de la sustentabilidad, el desarrollo de las comunidades locales es una de las inversiones más valiosas que pueden hacer las empresas para la salud y el éxito a largo plazo de sus negocios y los mercados donde operan. Sudáfrica es un muy buen ejemplo.
El río Tugela, el más grande de la provincia de KwaZulu-Natal en Sudáfrica y uno de los más importantes del país, solía separar una de las comunidades más pobres de la provincia de un área de actividad económica y acceso a las escuelas. En respuesta al programa de acceso comunitario del gobierno provincial, nuestro equipo de proyecto construyó un puente seguro y capaz de resistir cualquier condición climática para permitirles a las comunidades acceder a los servicios sociales y económicos sin poner en riesgo sus vidas.
El poder de la legislación y los programas corporativos oficializados
Los sectores de los metales, la minería y la infraestructura en Sudáfrica han sido desde siempre lentos en responder a los reclamos por una mejor ciudadanía corporativa. Hace poco, tanto la legislación como importantes infortunios corporativos sacudieron a las empresas para que despierten y vean la realidad de los efectos financieros negativos que surgen por no tomarse en serio la responsabilidad social.
El gobierno sudafricano creó el programa de Empoderamiento Económico de Base Amplia de la Población Negra (BBBEE, por sus siglas en inglés) para reparar los desequilibrios económicos ocasionados durante la era del apartheid que concentró la prosperidad en una escasa mayoría y dejó en desventaja a muchas poblaciones de todo el país. Esta legislación dio paso a la oficialización de muchos programas corporativos para invertir en el desarrollo de negocios locales cuyos propietarios son negros o pertenecen a las minorías o para apoyar su crecimiento. Más allá de los beneficios en el plano local, el programa BBBEE reubica la competitividad de Sudáfrica en el escenario económico mundial.
Se cierran las brechas para las comunidades desfavorecidas
Muchos de los terrenos de minas, plantas y operaciones industriales del mundo están ubicados en áreas remotas o rurales o vinculados a ellas, y allí el desarrollo comunitario suele requerir empezar desde los fundamentos más básicos.
Dichos proyectos de desarrollo comunitario tienen un efecto positivo, ya que se les brindan a las comunidades locales las herramientas necesarias para incrementar su propia prosperidad. Además, se les abren a los integrantes de la comunidad posibilidades para acceder a la educación, participar en la economía del país y establecer un estándar de vida nuevo para las generaciones futuras.
Los ciudadanos que gozan de estabilidad socioeconómica y reciben una mejor educación crean grupos de talentos más grandes y con mayor diversidad, y generan mayor participación en la economía. En el caso de las industrias cada vez más globalizadas, la capacidad de competir con otras naciones es fundamental para establecer un futuro exitoso y sustentable. —Craig Simmer
Lecciones para el resto del mundo
Nuestros equipos de proyecto se están sirviendo de las lecciones aprendidas del enfoque sudafricano y las están aplicando a la forma en la que hacemos negocios en todo el mundo. Los beneficios del desarrollo comunitario local son ampliamente aplicables a los líderes comerciales mundiales.
Gracias a los programas de desarrollo de empresas y proveedores que apoyan los negocios locales cuyos propietarios pertenecen a minorías, logramos fomentar mejores asociaciones y creamos cadenas de suministro más fuertes.
La promulgación de dichos programas aporta rigor a estas iniciativas, ya que exige la implementación de procesos formales que miden los efectos y comparan los resultados cotejándolos con los objetivos originales. El beneficio medible del desarrollo comunitario es la evidencia contundente de su efecto de gran alcance.
Las iniciativas de desarrollo comunitario constituyen algunas de las inversiones a más largo plazo que pueden hacer las empresas para su éxito comercial futuro. Desde la construcción de infraestructuras fundamentales en comunidades desfavorecidas hasta el apoyo a la juventud y a los programas educativos CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática), hemos sido testigos del poder que tienen las intervenciones tempranas a la hora de moldear comunidades más robustas y prósperas.
Los ciudadanos que gozan de estabilidad socioeconómica y reciben una mejor educación crean grupos de talentos más grandes y con mayor diversidad, y generan mayor participación en la economía. En el caso de las industrias cada vez más globalizadas, la capacidad de competir con otras naciones es fundamental para establecer un futuro exitoso y sustentable.
Una pausa en la idea de “hacer negocios como siempre”
Es prácticamente imposible predecir cómo será el mundo en 50 años. Lo que sí sabemos es que debemos adaptarnos. Debemos adoptar prácticas sustentables.
Sabemos que todos tenemos una mejor visión para cómo sería el mundo si decidimos actuar con un propósito. Contamos con las herramientas y la posibilidad de reducir la desigualdad socioeconómica, facilitar mayor acceso a servicios básicos y enaltecer a nuestra gente y nuestro planeta. Las pruebas son claras: es bueno para el mundo y es bueno para los negocios.
Craig Simmer
Director regional, Infraestructura de la región de África, Europa y Oriente Medio
Craig es el director regional de Infraestructura para la región de África, Europa y Oriente Medio de Hatch y trabaja desde Johannesburgo, Sudáfrica. También dirige las tareas de desarrollo socioeconómico de Hatch en Sudáfrica, las cuales han servido para que la empresa logre el Nivel 1 en la clasificación del programa de Empoderamiento Económico de Base Amplia de la Población Negra por tres años consecutivos.