Integrar el valor social en la planificación de los proyectos no es solo algo bonito.

By Kelly Watson | 7 de octubre de 2020

En simples palabras, integrar el valor social en las zonas edificadas significa encontrar maneras de agregar valor en todo el proceso del proyecto, desde las primeras decisiones sobre comisionamiento e inversión, pasando por las etapas de diseño, planificación y construcción, e incluso en las etapas posteriores de operación a largo plazo, procesos de desmantelamiento y planificación para después del cierre.

El surgimiento de la planificación con valor social: lecciones aprendidas de la experiencia en el Reino Unido

Los últimos seis meses se han caracterizado por los enormes desafíos, incertidumbre y cambios a nivel global. El mundo está cambiando y el impacto de la pandemia de COVID-19 ha demostrado que las ideas del pasado no servirán en el futuro. Nos estamos dando cuenta de esto en todos los niveles, incluso en el nivel internacional, y se están generando iniciativas de una recuperación ecológica conjunta de todas las naciones. En el Reino Unido, una encuesta reciente encargada por la Comisión de Alimentos, Actividades Agrícolas y Áreas Rurales de la Real Sociedad para las Artes, las Manufacturas y el Comercio (RSA, por sus siglas en inglés), informó que el 85 % de los encuestados desean continuar con al menos algunos de los cambios personales o sociales que experimentaron durante el aislamiento: más de la mitad percibió que el aire estaba más limpio, más de un cuarto notó un aumento de la vida silvestre y más de un tercio sintió un mayor sentido de pertenencia a la comunidad local.

La rápida adhesión al principio de “reconstruir mejor” sigue ofreciendo oportunidades para pensar, planificar y actuar para fomentar un marco de referencia más resiliente, sustentable y equitativo. En abril del 2020, el Centro de Estrategias Económicas Locales del Reino Unido publicó una herramienta práctica para que las autoridades locales, los políticos a nivel municipal, los funcionarios y los profesionales del desarrollo económico respondieran al impacto local de la pandemia, como un complemento de su trabajo “Tomar las riendas del futuro: Una nueva era para construir riqueza comunitaria después de la COVID-19 (Owning the Future: After COVID-19, a New Era of Community Wealth Building).” Ámsterdam fue una de las ciudades pioneras al anunciar una nueva estrategia de recuperación enfocada en principios de la economía circular y con ideas de la "economía rosquilla" de Kate Raworth. De acuerdo con el alcalde de la ciudad, la pandemia fomentó cambios en las prioridades de la población con respecto a la salud y la comunidad en todo Ámsterdam, corriendo el foco del crecimiento económico.

En el Reino Unido, un nuevo movimiento enfocado en el valor social tiene una resonancia considerable en estos tiempos: esta agenda ha marcado los temas fundamentales durante los últimos ocho años. Sobre la base de leyes aprobadas en 2012, la Ley de Servicios Públicos (Valor Social) exige que las autoridades tomen decisiones teniendo en cuenta el valor a largo plazo y no el ahorro inicial en costos. El concepto se define como “bienestar económico, social y ambiental” en la ley original y se asocia estrechamente con ideas como la sustentabilidad social, el capital social y el valor compartido, además de avanzar en forma directa hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

El interés en el valor social y su relevancia para la infraestructura y las áreas edificadas ha estado creciendo por varios años. En simples palabras, integrar el valor social en las zonas edificadas significa encontrar maneras de agregar valor en todo el proceso del proyecto, desde las primeras decisiones sobre comisionamiento e inversión, pasando por las etapas de diseño, planificación y construcción, e incluso en las etapas posteriores de operación a largo plazo, procesos de desmantelamiento y planificación para después del cierre. Varios institutos profesionales han publicado recursos relacionados en forma reciente (entre ellos el Royal Institute of British Architects (RIBA), la Institution of Civil Engineers (ICE), y la Royal Institution of Chartered Surveyors (RICS)). El verano pasado, el Consejo de Edificios Ecológicos del Reino Unido lanzó un grupo de tareas para el valor social, en el cual hay un representante de Hatch, con el objetivo de crear consenso y aclarar las ideas sobre lo que puede ser un concepto algo confuso.

Aprendizajes de los sectores público y privado 

El sector público del Reino Unido ha acogido esta agenda a nivel local, regional y nacional, y el valor social en este momento está firmemente integrado en los procesos de adquisición de las autoridades locales, y representa hasta el 30 % de las notas de calidad en las licitaciones de algunas áreas del país. En 2019, el gobierno nacional consultó sobre un enfoque similar para la adjudicación de proyectos importantes en los contratos gubernamentales, y se sugirió aplicar una ponderación del 10 % de valor social a los £49 mil millones de gasto público anual. Hace más de dos años que las actualizaciones de las pautas gubernamentales del Reino Unido para las técnicas de tasación y evaluación de proyectos incluyen referencias directas al valor social y los métodos basados en la economía del bienestar se identificaron como una forma sólida de capturar un rango más amplio de impactos.

El sector privado también se está viendo influenciado por el valor social. La confusión inicial sobre cómo definir, capturar y medir el valor social de forma uniforme está dando paso a nuevas ideas y nuevas formas de trabajar. Thames Tideway, el gran proyecto de alcantarillado de £4 mil millones de Londres, ha integrado los conceptos de valor social y legado en todo el programa, con informes regulares sobre el progreso en relación con objetivos definidos. La amplia incorporación de métodos y herramientas innovadores para capturar, evaluar y generar informes sobre los resultados sociales está produciendo una base de evidencia invaluable, pero también crea sus propios desafíos en términos de uniformidad y comparabilidad.

Más que algo bonito 

Hay una gran necesidad de pensar en el valor social como algo más que un objetivo final para incluir ejercicios de reflexión que busquen medir, gestionar y, en última instancia, optimizar el valor que puede generarse mediante proyectos, estructuras y otras inversiones. Es clave garantizar que se generen espacios para aprender y mejorar. Integrar el valor social en los procesos y sistemas establecidos nos ayuda a convertirlo en un aspecto central de la toma de decisiones, en vez de considerarlo un agregado.

El valor social está ganando importancia en estos tiempos de incertidumbre, y el concepto y los criterios de medición relacionados con él han comenzado a expandirse más allá del Reino Unido y han llegado a lugares como Australia, por ejemplo. Las organizaciones están interesadas en entender mejor cómo se relaciona el valor social con sus proyectos y las partes interesadas. Quieren saber cómo crear conocimientos nuevos para maximizar los impactos positivos para el futuro. Contar con la capacidad de generar evidencia social concreta para guiar la toma de decisiones, desde el nivel local y hacia arriba, implica poder rastrear, evaluar y comprender qué funciona para un conjunto más amplio de prioridades. Estén atentos a la próxima publicación del blog, en la que analizaré en más profundidad por qué esto es importante.