La transformación digital no solo tiene que ver con la tecnología

By Alison Szetho | 23 de octubre de 2020

El grado y la complejidad del cambio se están acelerando a niveles sin precedentes en todas las organizaciones del mundo. De manera externa, los cambios incluyen el cambio climático, las presiones de la competencia global e interna, las economías inestables y las cambiantes regulaciones gubernamentales. Y de manera interna, los cambios que enfrentan las empresas son la efectividad organizacional, la productividad y el compromiso de los empleados. Juntas, estas transformaciones internas y externas impulsan a las organizaciones hacia el desarrollo de nuevas tecnologías y nuevos sistemas, y a una nueva forma de administrar al personal. Actualmente, la pandemia de COVID-19 ha acentuado la necesidad de aceptar los cambios transformadores.

Las soluciones digitales se volvieron un sinónimo de gestión del cambio. Y si bien las tecnologías pueden brindarles mucho valor a las empresas, también pueden cambiar la forma en la que trabaja el personal y volverse disruptivas. Irónicamente, la implementación de nuevas tecnologías -que se consideran una herramienta útil-, también presenta desafíos para el comportamiento y la comunicación humana.

"Lo único constante en la vida es el cambio" (Heráclito).

Nuestro mundo está siempre en un estado de cambio, y hoy podemos de afirmar que el cambio es la nueva norma. Por eso, las organizaciones deben ser capaces de gestionar en forma efectiva la implementación de cambios. De hecho, la capacidad de gestionar los cambios con éxito es una de las habilidades más importantes que se necesitan para beneficiarse de las transformaciones.

Cambio, comunicación, cultura

A medida que el cambio se convierte en una constante para las organizaciones, es importante generar la expectativa de un constante impulso transformador en todo el personal. Tener claramente establecidos el objetivo, las metas y las estrategias correspondientes es el primer paso, seguido de una comunicación clara de las conductas necesarias para implementar el cambio. Sin embargo, es frecuente encontrarse con cierto grado de resistencia por parte del personal.

Para superar este desafío, es clave entender la causa subyacente de la resistencia. La renuencia, las inquietudes y los miedos son partes naturales y saludables del proceso de transformación para los seres humanos. En lugar de ver la resistencia como un signo de que algo está mal y que se debe evitar, las empresas pueden mitigar este desafío anticipando la resistencia, de manera que puedan planificar en función de ella, abordarla o eliminarla. A menudo, lo que los empleados rechazan no es el cambio técnico sino sus aspectos sociales, es decir, el cambio en las relaciones humanas que en general acompaña al cambio técnico. Para mitigar la resistencia, las organizaciones necesitan educar, dar tranquilidad y hacer que el personal participe en la transformación, además de comunicar los motivos para el cambio.

¿Exigencias comerciales o buenas ideas?

En mi experiencia, he visto a clientes tratando de implementar ideas y tecnologías nuevas sin analizar realmente qué es lo que de verdad necesitaba la empresa.

Puede que sea una muy buena idea ofrecer muchos beneficios, pero ¿realmente es algo necesario? ¿Hay un problema que resolver? ¿Qué ocurrirá si la organización no cambia? Estas son solo algunas de las preguntas que debemos hacer.

El problema que el cambio busca resolver debe ser lo suficientemente importante como para que las personas quieran cambiar. Porque implementar un cambio no es sencillo.

Se requiere mucho tiempo y energía, y en cada proyecto se sentirán efectos colaterales, como la curva de aprendizaje, un retraso temporal en la producción y, potencialmente, falta de entusiasmo.

¿Cuál es el principal aprendizaje? Antes de comenzar el camino hacia el cambio, las organizaciones deben tomarse el tiempo para determinar si la idea es necesaria o si solo es una buena idea, y si se han asignado los recursos necesarios para enfrentar los desafíos futuros.

La tecnología también tiene que ver con las personas.

Este punto es importante. La tecnología es nueva, lucrativa y emocionante. Tanto, que a veces nos olvidamos de todas las otras cosas que conlleva. Las transformaciones digitales son más que solo un cambio tecnológico: siguen siendo fundamentalmente un tema de "las personas tras bambalinas". El foco debe estar en las personas y en los comportamientos que implica esa tecnología.

Todo el tiempo vemos a organizaciones implementar tecnologías nuevas que solo generan nuevos desafíos o que se implementan a medias, dando lugar a resultados mediocres. Las organizaciones deben garantizar que la adopción de cualquier cambio tecnológico esté acompañada por capacitación, comunicación y transparencia. Durante la implementación aprenderá qué funciona y qué no. Además, la forma en la que aborde las opiniones que reciba durante la etapa de prueba determinará cuán exitosa será la implementación. Para tomar las mejores decisiones, los líderes deben estar abiertos a todos los hallazgos nuevos y tener una visión clara de lo que quieren lograr.

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En definitiva, detrás de las espectaculares luces de la tecnología sigue estando lo más importante: las personas tras bambalinas. El camino al éxito requiere una gestión adecuada del cambio: una disciplina fundamental que se enfoca en el bien más importante de toda organización: la parte humana del cambio.

Entonces, ¿cuál es el problema que busca resolver?