Desafiemos las ideas convencionales sobre la reducción y la eliminación del carbono

By Paul Krawchuk | 6 de agosto de 2020

Mientras el mundo sigue adaptándose a la transición energética, vemos una gran tendencia a usar formas de energía con menos emisiones de carbono, al tiempo que se intenta cumplir con las demandas de energía cada vez mayores. Microsoft. Google. Siemens. Amazon. Estas son solo algunas de las marcas globales que están estableciendo y logrando objetivos ambiciosos de reducción y eliminación de carbono. El mismo fenómeno se observa en la industria del petróleo y gas. Las empresas más importantes de este sector han asumido el compromiso de reducir sus emisiones de carbono a cero neto mediante la implementación de estrategias de descarbonización innovadoras.

Si bien algunas reducciones se lograrán mediante una mayor eficiencia de los procesos, además de la cogeneración para ayudar a impulsar la electrificación de los equipos, la gran mayoría de las reducciones de gases de efecto invernadero de los productores de petróleo y gas provendrá de la ampliación del uso de la tecnología. La tecnología de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés) está liderando este espacio. Mediante el proceso de CCUS se utiliza tecnología para capturar las emisiones de dióxido de carbono, evitando que lleguen a la atmósfera. En esencia, esta tecnología captura las emisiones de las operaciones y las retiene en depósitos subterráneos profundos. Las emisiones también pueden capturarse y reutilizarse como una materia prima valiosa.

En Canadá, el proyecto Alberta Carbon Trunk Line (ACTL) es un gran ejemplo de CCUS en acción. Esta iniciativa a gran escala para la recuperación mejorada del petróleo (EOR, por sus siglas en inglés) y la retención de carbono es el proyecto de CCUS más grande del mundo y usa exclusivamente CO2 proveniente de la actividad humana. Mediante una tecnología comprobada, el proyecto ACTL captará, comprimirá, transportará y almacenará en forma segura hasta 14,6 millones de toneladas de CO2 por año cuando llegue a su capacidad total. Para tener una referencia, esto representa aproximadamente el 20 % de todas las emisiones actuales de las arenas bituminosas de Alberta y equivaldrá a retirar 2,6 millones de autos de la carretera cada año. Transportar este CO2 a yacimientos petroleros agotados para usarlo en la EOR incluso permitirá que el petróleo que se produzca tenga emisiones netas negativas. Este término, que es nuevo en la industria del petróleo y el gas, significa que la cantidad de carbono introducida y retenida en el depósito será mayor que la huella de carbono real de cada barril, si se lo usa en su totalidad.

Si bien la tecnología de CCUS ha avanzado de forma significativa, sigue siendo relativamente nueva y no está comprobada, dado que actualmente hay menos de 20 aplicaciones de CCUS a gran escala en las operaciones globales. Para que la CCUS marque una diferencia en las emisiones de carbono y para lograr los objetivos globales sobre el cambio climático, este número necesita aumentar mucho. De hecho, la Agencia Internacional de Energía calcula que, para cumplir con el objetivo de 2 grados por encima de los niveles preindustriales para el 2050, sería necesario implementar aproximadamente 3 400 aplicaciones de CCUS en los próximos 30 años. Para lograrlo, debemos superar el enorme obstáculo que representa el alto costo de la captura de carbono. Gracias a las décadas de experiencia global en innovación, estamos preparados para enfrentar este desafío al evaluar nuevas tecnologías, diseñar y construir soluciones prácticas de CCUS e implementarlas de forma efectiva en las operaciones. Para permitir un futuro sustentable y con bajas emisiones de carbono, la industria del petróleo y gas debe continuar desafiando las ideas convencionales. La CCUS es un camino que podría resultar vital en este esfuerzo.