Gestión de cambios o manejo de los cambios: una diferencia sutil en la terminología, una diferencia enorme en la actitud

By Jeff Holland | 1 de octubre de 2019

Pero mientras que un juego tiene reglas que cumplir, existen variables en el juego y todas afectan al transcurso de este. Como el efecto dominó: todo está relacionado.

Cuando las organizaciones atraviesan grandes cambios, ya sea por elección o por requerimiento, la mayoría subestima considerablemente lo que hace falta.

Por ejemplo:

  • La magnitud y el impacto de los cambios en todos los niveles de la organización.
  • El alcance y la profundidad de los cambios de comportamiento necesarios en todos los niveles de la organización.
  • El alcance y la profundidad de los cambios de infraestructura necesarios en todos los niveles de la organización.
  • Los conjuntos de habilidades que se necesitan para manejar los cambios.
  • El esfuerzo y los recursos necesarios para garantizar que se adopten los cambios y se los mantenga a largo plazo.

Como resultado, muchas veces se pasa por alto la gestión de los cambios, como una ocurrencia tardía o un accesorio del trabajo necesario. La mayoría de las organizaciones se detienen en la etapa de la implementación y no entienden qué se necesita para que la organización adopte esos cambios de forma permanente.

Pero ¿qué es la gestión de cambios?

La gestión de cambios es la metodología para asegurarse de que se implementen los cambios eficientemente dentro de una organización y que los beneficios a largo plazo se logren por completo. Pero aunque se suele referir a esta como “hacer la gestión de cambios”, preferimos definirla como “manejar los cambios”, una diferencia sutil en la terminología que hace una diferencia enorme en la actitud. Manejar los cambios no es una función separada de implementar los cambios. La gestión de cambios se debe incorporar en cada estrategia, como parte integral del plan. Por consiguiente, se la debe diseñar, ejecutar y manejar con el mismo respeto y rigor que al resto del programa. Es mucho más fácil diseñar con el cambio desde el principio que manejarlo una vez que se inició el programa.

¿Qué se necesita para reconocer y respetar ese cambio? Primero, tiene que “hacer su tarea” y lograr ver la magnitud del cambio desde toda perspectiva. Debe poder expresarle a su organización cuál es la visión, cuáles serán los cambios y cuál es la diferencia entre “ahora” y “lo que debe ser”. ¿Qué está cambiando y por qué? ¿Qué se espera de la organización y de las personas que la integran? Comprender el cambio y evaluar dónde se encuentra la organización en comparación con el cambio es el primer elemento, y el más importante, del proceso inicial de gestión de cambios.

Los cambios pueden ser simples, o pueden ser muy complejos. Pero sin importar el cambio, se debe hacer hincapié en el impacto más amplio del cambio, en especial en las personas, ya sea como individuos o como parte de equipos colectivos. Para adaptarse a los cambios, se necesita un ajuste de comportamiento, de modo que todos en la empresa deben comprender la parte que les toca y elegir cómo adaptarse. Si no se hace correctamente, el cambio puede llegar a ser enormemente perjudicial.

¿Cuáles serían las consecuencias de una mala implementación?

Bueno, para empezar, los cambios de comportamiento quizás no se identifiquen y en consecuencia no se adopten. Esto puede resultar en que el programa de cambio no tenga éxito, sino que sea una pérdida de tiempo, dinero y recursos. Segundo, podría prometer de más y entregar de menos como organización. Esto abre una brecha. Sin una misión clara, las personas enfrentan confusión, escepticismo e incertidumbre cada vez mayores. Se generan roces. Y, para ser sinceros, a nadie le gusta sentirse así. Cuanto más grande sea la brecha, mayor es la confusión.

A fin de comprender lo que se necesita, debe aplicar a la resolución de problemas el mismo rigor que el que tendría con cualquier problema técnico. Cuando se habla de que los cambios necesitan el mismo respeto que lo técnico, esto tiene mucha resonancia en cuanto a la manera en que maneja un programa y, al fin y al cabo, en cómo maneja su negocio. Necesita implementar la disciplina y la resolución de problemas. ¿Y por encima de esto? La palabra con “L” mayúscula: liderazgo. En un próximo blog, hablaremos de las lecciones de liderazgo asociadas al manejo de los cambios.

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