Cómo moldear el mercado de infraestructura del futuro

By Michael Sutherland | 28 de mayo de 2019

La ONU estima que el 68 % de la población mundial vivirá en ciudades para el año 2050. Este crecimiento urbano tiene varias causas, entre ellas, la búsqueda de oportunidades y el acceso a los servicios. A medida que las personas se desplazan a las ciudades, la infraestructura debe enfrentar el desafío de desarrollarse para dar cabida a las poblaciones. Al mismo tiempo deben crear ciudades conectadas, prósperas y eficientes, propiciadas por el mercado cambiante de personas, tecnologías e ideas.

Hay una gran necesidad de infraestructura innovadora. No solo es parte integral de la manera en que vivimos, sino que es una obligación si queremos optimizar los dólares invertidos en infraestructura y generar todos los beneficios posibles para los ciudadanos, los negocios y el medio ambiente. Sin embargo, la necesidad de infraestructura supera con creces el nivel actual de inversión por parte del sector público para proyectos de infraestructura, sean de renovación o completamente nuevos. Es necesario hallar una mayor capacidad, y esa capacidad necesita que se aplique innovación para una mayor eficiencia y mejores resultados.

La planificación y entrega de infraestructura gestionada por el sector público está limitada debido a la naturaleza del proceso del gobierno, cambios en la dirigencia que nos son eficientes, falta de amplitud y de habilidades para optimizar de forma suficiente y recursos financieros escasos. Los gobiernos no tienen la capacidad necesaria. Si bien los gobiernos son esenciales, no pueden y no deben enfrentar solos este problema. El tipo adecuado de participación del gobierno y una norma jurídica estable pueden reunir las condiciones para el éxito de modo que el sector privado pueda innovar y hacer entregas más rápidas y en mayor cantidad. Es interesante que, dado que la infraestructura del sector público genera de por sí beneficios públicos considerables, la mayor parte del financiamiento debe proceder del sector público. Pero el sector público puede adoptar un papel líder en la planificación y la optimización iniciales, donde las soluciones inteligentes y ágiles pueden producir los mejores resultados. Sin dudas, es posible ser optimistas.

Hay mucho ingenio en el mundo. Ingenio que nos ha dado notables innovaciones y productos que tan solo unas décadas atrás eran impensables. Los teléfonos inteligentes son un ejemplo. O los sensores en todo lo que pueda brindar datos y que respaldan a la inteligencia artificial. Sin embargo, en la infraestructura pública hay limitaciones para lograr un mercado próspero para las ideas. Con demasiada frecuencia, el sector público no refuerza las ideas, no porque no tengan una base sólida, sino porque el beneficio final de un proyecto de infraestructura a menudo parece distribuido de manera muy amplia como para que el sector privado lo complete con participación real. Por ejemplo, la creación de valor de los bienes raíces debido a la mejora en la infraestructura del distrito. Una perspectiva más amplia y ambiciosa puede hacer notar oportunidades nuevas o mayores.

Como expertos en planificación técnica y estratégica, en Hatch comprendemos la planificación, la optimización y la due dilligence necesarias para planificar y entregar grandes proyectos de infraestructura que satisfagan las necesidades en las que debe centrarse el mundo. Entendemos el impacto que tienen esos proyectos en las comunidades y en la tierra. Colaboramos con las partes interesadas del sector público para presentar al mercado una ventaja competitiva que incluya planificación optimizada, modelos de entrega simplificados y habilidades que se ajusten al proyecto. Al reducir las restricciones burocráticas (o al conocer cómo trabajar eficientemente con ellas), el sector privado puede entregar proyectos que el sector público creía que no podía entregar; o a veces ni siquiera ver.

Para mejorar la productividad de la infraestructura, los gobiernos deben estar dispuestos a reescribir el manual que impide que el sector privado tenga un papel más importante. Los gobiernos pueden modificar las normas obsoletas e incluso los precios que respaldan los monopolios tradicionales del sector público e impiden una participación privada más activa, así como la innovación que puede crear nuevas sociedades público-privadas y proyectos de infraestructura.

Hatch tiene experiencia en proyectos a gran escala en los que se aplicó un alto grado de innovación, algo que por su parte redunda en grandes beneficios económicos y para la comunidad. Tenemos un historial de trabajos en Londres, Toronto y Sudáfrica, entre otros lugares, en los cuales unimos el desarrollo de la ciudad con el transporte público masivo. En el ámbito de la energía, una innovación similar fue posible gracias a que las tecnologías recientes, la urbanización y las trayectorias cambiantes de la política del cambio climático hacen resaltar considerables oportunidades. La inversión de tiempo y la complejidad inicial pueden parecer grandes al principio, pero los beneficios financieros y públicos más amplios son enormes. Hatch reúne la credibilidad, la experiencia pertinente y la capacidad para ayudar a que se hagan realidad proyectos extraordinarios.

Es esencial que mejoremos la manera de planificar, entregar y operar la infraestructura. Esta determina dónde vivimos y trabajamos, cómo llegamos allí y cómo accedemos a las necesidades cotidianas. Construir ciudades más prósperas, funcionales y responsables empieza con un diálogo entre varios sectores del ámbito económico: el gobierno y las agencias gubernamentales, los sectores privados y las comunidades. Solo cuando estos colaboren con éxito se empezará verdaderamente a responder a la magnitud de la brecha en infraestructura, y se responderá a las demandas futuras de infraestructura con innovación y de maneras que cambien la vida.