Allison Lunde

Allison Lunde

Directora Regional de la Región Central, Energía Hidroeléctrica y Represas

Allison Lunde es Directora Regional de Energía Hidroeléctrica y Represas para la región central de EE. UU., en la Unidad de Negocios de Energía de Hatch. Es ingeniera estructural sénior y tiene más de trece años de experiencia en ingeniería civil y estructural en instalaciones industriales pesadas, de energía eólica e hidroeléctricas. Lleva más de tres años en Hatch y supervisa un equipo multidisciplinario de ingenieros civiles, estructurales, geotécnicos y de recursos hídricos. Allison trabaja en nuestra oficina de Mineápolis. 

Creció en Minnesota y estudió en la Universidad Estatal de Iowa, donde obtuvo un máster en Ingeniería Civil (especialidad estructural) y otro en Administración de Empresas.

Junto con su marido, que la apoya plenamente, Allison cría a dos niños pequeños y un perro. Seguirles el ritmo a dos niños pequeños y llenos de energía la ha mantenido alerta y ocupada cuando no está ayudando a sus clientes a alcanzar sus objetivos. Disfruta viendo a sus hijos crecer y probar nuevas actividades para encontrar sus pasiones, habilidades y talentos. En su tiempo libre, le gusta jugar al golf con su marido (y con sus hijos en un futuro próximo), disfrutar de la piscina en el patio, viajar y ver acontecimientos deportivos universitarios y profesionales.

Allison ha sido reconocida por sus compañeros por su compromiso con la creación de un lugar de trabajo diverso e integrador, lo que le ha valido el Premio al Cambio Positivo 2023.

Tenemos gente de todos los orígenes, culturas y etnias. Al tener una organización diversa, tanto por género como por otras métricas de diversidad, resolvemos de verdad los problemas más difíciles.
¿Por qué se interesó por el campo STEM?

De joven, se me daban bien las matemáticas y las ciencias y constantemente preguntaba "¿por qué?". Siempre pensé que sería abogada, pero en la secundaria me apunté a la Olimpiada Científica y participé en el concurso de boomilever/tower, que consistía en ver quién podía construir la estructura más ligera que aguantara más peso. Amé cada minuto de esa experiencia. En mis años junior y senior, ya participaba en competiciones estatales. Acabé entre los tres primeros en mi último año y pensé: "Bueno, ha sido divertido, pero ¿qué hago ahora?". Uno de mis profesores, el Sr. Daryl Lundin, me sugirió la ingeniería como profesión, concretamente la ingeniería estructural. Es la persona que conectó todas mis fortalezas y alegrías en una profesión que para mí tenía sentido.

¿Qué mitos desterraría sobre el hecho de ser mujer en un campo STEM?

Los mitos comunes sobre las mujeres en STEM suelen ser los siguientes:

  • Las chicas son malas en matemáticas. En realidad, no hay diferencias de género en las capacidades matemáticas.
  • Las mujeres no están interesadas por las carreras STEM. Los datos han demostrado que la participación de las mujeres en STEM aumenta en entornos culturales inclusivos.
  • Los ingenieros dedican todo su tiempo a las matemáticas. Incorrecto. Nunca he pasado una semana entera, y mucho menos un día entero, haciendo solo cálculos. La verdad es que trabajamos en equipos interdisciplinarios para casi todos los proyectos. La ingeniería es mucho más que escribir cosas en un cuaderno y hacer cálculos.

Muchos de estos mitos se han desdibujado en las dos últimas décadas, pero siguen muy arraigados en muchas narrativas culturales y visiones sociales. Me corresponde a mí y a las generaciones de futuras mujeres cambiar esta situación para lograr la igualdad de género en este campo.

¿Qué consejo les daría a las mujeres jóvenes sobre el campo STEM?

Una cosa que no me dijeron en la escuela es que las carreras en los campos STEM pueden ser increíblemente gratificantes, estar bien pagadas y ofrecer un alto nivel de vida a largo plazo. Arriésguense y prueben diferentes áreas de STEM en la secundaria, el bachillerato y la universidad. Aprovechen la oportunidad de probar diferentes empresas y trabajos para encontrar su pasión en STEM.

Busquen una red de mentores y compañeros, como la Sociedad de Mujeres Ingenieras. Y no les hagan caso a los mitos. Demuéstrenles a todos que se equivocan dando lo mejor de ustedes cada día. Con el tiempo, los pequeños cambios permiten lograr grandes éxitos.

Además, no dejen que una calificación de B o C en una clase las desanime. Existe la idea errónea de que hay que ser un estudiante sobresaliente para ser un ingeniero de éxito. Los ingenieros con más talento que conozco y con los que trabajo a diario no fueron alumnos sobresalientes en la secundaria ni en la universidad.

¿Tuvo algún mentor durante su educación o carrera? ¿Ha sido mentora de alguien?

Sí, tantos mentores que no puedo enumerarlos todos. Algunas han sido formales y otras han sido mentorías informales en la secundaria, la universidad y mi carrera profesional. Si miro hacia atrás, veo que algunas de las mentorías informales me han parecido las más gratificantes. La mayoría de las veces ni siquiera sabía que me estaban orientando. He tenido muchas ingenieras consultoras ejecutivas de empresas competidoras que me han animado en todos mis éxitos. Son mujeres increíbles que solo quieren lo mejor para mí, aunque de vez en cuando tengamos que pujar unas contra otras.

A nivel personal, tuve una epifanía el año pasado cuando descubrí que muchos de mis colegas me admiraban a mí y a mi estilo informal de mentoría. Me di cuenta de ello cuando no solo me nominaron, sino que me concedieron el Premio al Cambio Positivo de Hatch como Mujer Inspiradora en la región de Estados Unidos. Fue realmente revelador comprender que las interacciones cotidianas y positivas repercuten positivamente en quienes te rodean.

¿Cuál es el mayor orgullo de su carrera?

Actualmente, lo que más me enorgullece es el equipo que estamos formando en Hatch, en el grupo de Energía Hidroeléctrica y Represas de Estados Unidos. Bajo la dirección de Ryan Berg en Estados Unidos, en los últimos años hemos conseguido crear un equipo joven y con talento que gana trabajo y resuelve problemas difíciles y complicados sin perder de vista el equilibrio entre la vida laboral y personal.

Personalmente, estoy orgullosa del gran crecimiento profesional que he tenido en Hatch en los últimos 3 años y medio. Nunca pensé que trabajaría en proyectos de algunas de las mayores centrales hidroeléctricas de Estados Unidos o que viajaría a Sudamérica para realizar evaluaciones del estado de numerosos proyectos hidroeléctricos. Lo mejor de mi trabajo es colaborar con algunas de las personas más apasionadas del sector para suministrar energía limpia, renovable y fiable a la red eléctrica. Esas relaciones con mis colegas y clientes son lo más importante.

¿Se siente respaldada en Hatch?

En Hatch he recibido un apoyo increíble de todos los directivos y de mis compañeros. Todo el mundo trabaja por los mismos objetivos. Ryan Berg me contrató y ha sido mi mayor apoyo, tanto interno como externo. Muchas personas transitan toda su carrera sin conseguir las oportunidades, el respeto y la confianza que él me ha brindado. Me apoya increíblemente en mis objetivos y ambiciones y me ayuda a seguir sacando el máximo partido a mi potencial.

Mis compañeros son la razón por la que vengo cada día a mi computadora y doy lo mejor de mí. Todos nos apoyamos y nos ayudamos para crecer de distintas maneras cada día. Nos animamos unos a otros a seguir ofreciendo un trabajo de alta calidad a nuestros clientes y a resolver el próximo desafío del sector.

¿En qué sentido diría que la cultura de Hatch es diferente a la de otras empresas en relación con la diversidad y la inclusión?

Tenemos gente de todos los orígenes, culturas y etnias. Al tener una organización diversa, tanto por género como por otras métricas de diversidad, resolvemos de verdad los problemas más difíciles. Aprender a trabajar con personas de todo el mundo me ha hecho más humilde y es increíblemente gratificante. Aprendo mucho de mis colegas a diario, tanto a nivel técnico como profesional y cultural. Hatch valora verdaderamente la diversidad y la inclusión. Somos una organización increíblemente diversa. Fue una de las primeras cosas que noté cuando empecé en Hatch.